El Ombudsman de Nueva Gales del Sur, uno de los territorios australianos, dio a conocer un estudio en el cual se reporta que las personas con discapacidad intelectual tienen una mayor propensión a morir, en promedio, 25 años antes que la población general.
En un trabajo elaborado durante la última década y media, se llegó a la conclusión de que dichos individuos, pese a tener a su alcance los mismos servicios sanitarios que el resto de los habitantes, no acceden de igual manera a ellos, porque no suele prestárseles la misma atención en los lugares de salud que a los demás. Muchas de las muertes se deben a accidentes y desatenciones en centros de salud.
También aquellos que se hallan recluidos en instituciones presentan mayores riesgos de obesidad, dieta empobrecida, poca actividad física, lo que conspira en su contra. E incluso sus cuidadores hogareños no siempre les prestan atención ante sus dolores y demandas, por lo que estas se agravan y dificultan su tratamiento.
Pero, al parecer, esta penosa circunstancia no es privativa de Australia, ya que otro paper elaborado en el Reino Unido, aparecido en agosto pasado en el American Journal of PublicHealth (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4940652/) llega a conclusiones similares respecto de adultos mayores con discapacidad intelectual, señalando que su mortalidad es marcadamente mayor que la de sus coetáneos sin discapacidad y que al menos un tercio de esas defunciones se deben a causas asociadas con la mala atención sanitaria de los pacientes.
La situación no es mejor en los países en desarrollo. Ya en 2010 la OMS hacía hincapié en la necesidad de prestar una mayor y mejor asistencia a este colectivo, dado que entre el 75 y el 85% de ellos no recibe la asistencia mínima necesaria, lo que incrementa su riesgo de muerte y la falta de oportunidades educativas y laborales empeora suscondiciones vitales.
Es imprescindible que todos los sectores de la sociedad, pero sobre todo aquellos que se dedican al cuidado y a atender la salud de estas personas, tomen conciencia de que se trata de seres vulnerables que requieren que se les preste una atención especial, tal como requiere la Convención que los cobija.