Usualmente, los tratamientos que se llevan a cabo para mejorar el estado de las personas con autismo se centra en mejorar los síntomas conductuales y el brindar mayores capacidades de comunicación.
La investigación, mayoritariamente, sigue esos pasos, aunque cada vez gana más terreno la certeza de que buena parte de los Trastornos que se nombran como Autismo se deben a causas genéticas. Los trabajos que intentan la reversión del cuadro son, sin embargo, relativamente escasos para una problemática que, al menos en los EE.UU., afecta a 1 de cada 68 niños.
Una de estas líneas de investigación basadas en los genes se está desarrollando en la Universidad del Sudoeste de Texas, en Dallas, donde un equipo de trabajo liderado por el Dr. Craig Powell ha detectado dos posibles tratamientos que, creen, serían capaces de revertir parte de los síntomas, si no todos, en ciertos tipos de autismo.
En el estudio realizado con animales de laboratorio se partió de la evidencia preestablecida de que la ausencia de un gen denominado KCTD13, regulador de una proteína homónima, era causa de riesgo de Autismo y de retraso mental. Pero los investigadores establecieron que es otra la función: interviene activamente en la transmisión sináptica. La ausencia del gen lleva a que otra proteína, RhoA, se sobreexprese, expresando síntomas autistas. Dos drogas, Rhosin y Exoenzima C3 restablecieron en apenas cuatro horas las comunicaciones, mejorando notablemente la sintomatología.
Sin embargo Powell se mostró cauto al aseverar: “La deleción de este gen afecta la función cerebral seriamente, pero encontramos una manera de reparar el daño. Falta realizar nuevos trabajos para trasladar los resultados al tratamiento de seres humanos. Estos hallazgos nos brindan una pista para saber qué es lo que está alterado y dónde buscar”.
Habrá que esperar a nuevos trabajos que confirmen y extiendan los resultados para saber si el Autismo que cursa con el gen referenciado puede ser curado.