Los Halcones
Su sueño de competir en Suecia corre peligro por falta de fondos. Tras ganar la Copa América, están entre los favoritos.
Los Halcones saben lo que es remar contra la corriente. Pero luchan y se esfuerzan. Y tienen un sueño, que es jugar el Mundial de Suecia del año próximo. Pero para la Selección argentina de fútbol con discapacidad intelectual ese tema todavía es una incógnita: aún no tienen los 22 pasajes para viajar a Europa ni el dinero para pagar la estadía en ese país nórdico. Y deben confirmar su asistencia antes que finalice marzo. Otro de sus deseos es aprovechar la travesía para conocer en persona a Lionel Messi, su gran ídolo y también colega de la camiseta celeste y blanca.
Este equipo ya había vivido una situación traumática unos días antes de viajar para participar en el Mundial de Brasil 2014. El plantel llegó al aeropuerto y allí mismo les dijeron que no les habían pagado los pasajes. El mundo pareció caerse frente a ellos. La impericia dirigencial los privó de una experiencia única.
Pero ahora quieren que eso no se repita, para finalmente concretar su sueño, luego de haber ganado la Copa América de fútbol 11. «Hoy necesitamos apoyo de las empresas y de las instituciones. Pero primero que se reconozca que esta condición intelectual existe», le explica a Clarín Franco Petta, presidente de La Federación Argentina de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (FADDIM).
«La discapacidad intelectual hoy está afectando a unas áreas de la comunicación, del lenguaje, de la vida social. Y está considerada una condición, más que una discapacidad, lo cual condiciona ciertos aspectos y limita ciertas áreas de una persona para moverse en un círculo social, del cual hay ciertas necesidades y dependencias», dice el dirigente.
Los Halcones, la Selección Argentina de Fútbol 11 con discapacidad intelectual, cuando ganaron la Copa América.
Las esperanzas de una parte del plantel recorren el césped de la cancha de Racing. Sacan fotos, se ríen, sueñan. Como Fernando Pereira, que tiene 23 años, es el arquero del equipo y trabaja como empleado de comercio. Dice que «jugar el Mundial sería lo más grande de mi vida, y un orgullo para mí y para mi familia». Y agrega: «Messi es el Dios del fútbol, nos falta conocerlo».
Cerca de él está el capitán, Héctor Luna, de 32 años, con un aro grande en la oreja izquierda y ternado en los premios Jorge Newbery. «El Mundial sería la frutilla del postre para los que venimos laburando hace rato. Lo estamos esperando hace mucho. Aquella vez que no viajamos nos dolió mucho y viajar ahora sería como una revancha«. Sobre el 10 de la Selección, dijo: «Es lo más grande que hay. La otra vez, cuando estuvimos en AFA, lo vimos a 50 metros, pero no lo pudimos conocer».
José Luis Navarro vive en Navarro, provincia de Buenos Aires. Tiene 54 años y en su ciudad reparte los impuestos. Aquí, vestido de negro, explica: «Ya fui al Mundial de Futsal, pero por mi edad ir a Suecia sería un premio grande». Y agregó, entre risas: «Eso, siempre que me ponga el director técnico».
Francisco Duarte se suma. Tiene 22 años, es albañil y mediocampista, y cuenta que él también fue al Mundial de Portugal, pero que ir a este «sería una gran experiencia». «Sobre todo porque esto es lo nuestro. Para mí el fútbol es una pasión, lo mejor que me pasó en la vida. Y representa una gran responsabilidad«, explica. ¿Y Messi? «Un espectáculo como jugador», es su respuesta.
El equipo completo, cuando compitió en la Copa América.
Todos, para las fotos, tienen ropa que les dio la AFA. También la casa madre del fútbol nacional les da espacio para entrenarse, cuando está disponible. Nada más. «Este no es un deporte subsidiado. Al contrario, necesitamos lograr el subsidio para lograr la meta de ir al Mundial», repite Petta.
Y agrega: «Ellos atraviesan toda la problemática social: la educación, lo laboral, lo que tiene que ver con las adicciones. El deporte, para nosotros, es la gran excusa para incluirlos socialmente y que sean reconocidos. Algunos reciben alguna pensión o beca, pero otros no. Y tienen que salir a trabajar, con lo que implica tener un estigma como es la discapacidad».
A alguno de los jugadores del plantel se les puede dar dinero y tal vez no entienda el alcance. Alguno no comprende un texto. Otros tienen complicaciones con la vida diaria y no saben moverse socialmente. O tienen un retraso madurativo. Pero todos visten la camiseta de la Selección nacional y representan a la Argentina a nivel internacional. Ahora necesitan de manos y almas solidarias para cumplir con su gran deseo.
Cuando el deporte ayuda a incluir a chicos con discapacidades
Joaquín tiene 14 años, pinta cuadros y hace tiro. «Es una forma de descarga. Y hay que tener precisión. Además te ayuda a respirar, te calma», le dice a Clarín el chico que anda en silla de ruedas por una artrogifosis. El chico forma parte de Racing Integrado, un proyecto que lleva 22 años.
Joaquin y Santiago juegan al fútbol y se divierten, más allá de sus discapacidades. (Foto: Rubén Digilio)
Cerca suyo está Santi, que tiene 11 años y camina con muletas ya que tiene sólo una pierna. Ambos son hinchas de la Academia y éste último se hizo famoso con una foto que se viralizó: en la cancha de Racing, le prestó una muleta a un amigo para que así pudiera sobrepasar un pequeño paredón y de esa manera pudiera ver el partido. En la otra se paró él. «Juego al fútbol y me gusta tirar caños«, dijo el nene, pura picardía.
«Desde que nació la iniciativa, la idea es trabajar por la inclusión y la igualdad de personas con discapacidad», explicó Valeria Blanco, directora general de Racing Integrado, que se desarrolla los sábados en la sede de Villa del Parque y en el cual participan 45 personas con alguna discapacidad. El ingreso es abierto (para socios y no socios) y hay fútbol, vóley, handball, básquet, natación e hidroterapia.
«Hay 22 profesionales, entre médicos, pediatras, kinesiólogos, psicólogos, profesores de educación física y acompañantes terapéuticos», contó Blanco.
En el mismo camino que el club de Avellaneda está Paradeportes Cañuelas Fútbol Club. El primer paso fue el armado de un equipo de fútbol 5 para ciegos que, desde abril de 2017, participa en la Liga Nacional de Fútbol 5 para Ciegos organizada por la Federación de Deportes para Ciegos (FADEC), Y su objetivo para 2018 es trabajar en los armados de equipos de quad rugby, vóley sentado, goallball y básquet adaptado, entre otros.
Daniel Roncoli, presidente de Cañuelas FC, señaló: “Queremos que Cañuelas se transforme en un club adaptado modelo en el país. Este proyecto va a revolucionar el deporte adaptado en la Argentina. La potencia comunicacional de Paradeportes hará que más gente sepa de qué se trata el deporte para personas con discapacidad y que muchas personas tomen la decisión de practicar alguna actividad que mejore su calidad de vida”.