Mediante la herramienta psicodiagnóstica Ampliando la mirada y sus imágenes, los terapeutas pueden estimular a sus pacientes con TGD -Trastorno Generalizado del Desarrollo-, tanto niños como adultos, a expresar sus emociones y a aplicar su creatividad.
Mi experiencia profesional de veintiún años en un Centro de Estimulación Temprana me ha enseñado a comprender, de manera más profunda, la necesidad de encontrar apoyo en los recursos que cada uno posee. Nuestros recursos, a modo de palanca, pueden “levantar” lo que aparentemente parece imposible. Así surgió Ampliando la mirada, una herramienta psicodiagnóstica que ideé partiendo de una premisa: en cualquier situación de la vida, es mejor concentrarse en las posibilidades que en los obstáculos. Esta técnica, que permite trabajar con pacientes de todas las edades y con distintas problemáticas, ayuda al terapeuta -que se vale del estímulo visual de imágenes amigables y fáciles de comprender- a recopilar datos del paciente, a conocer sus experiencias vividas, sus creencias limitantes, recursos y valores, para, a partir de este diagnóstico, trabajar en sus necesidades puntuales. Resulta de utilidad en niños y adultos con trastornos del desarrollo, dificultades de comprensión y/o de expresión. Incluso, aplica para pacientes que tienen una imposibilidad de comunicarse verbalmente, ya que, a través de las imágenes que éstos señalen, logran manifestar lo que sienten y pueden establecer una conexión con el profesional.
Ampliando la mirada apunta, como técnica proyectiva, a ser una herramienta en la que el paciente, a través de imágenes con las cuáles se identifica -en roles, sentimientos, etc.- encuentra la posibilidad de “dialogar”, tanto con sus aspectos internos más temidos como con los más valorados. La técnica cuenta con 55 imágenes que simbolizan distintos sentimientos, vivencias, estados de ánimo, impulsos, etc., que se le presentan al paciente. Las imágenes actúan como un espejo de la realidad psíquica del paciente y permiten que aflore ese “sabio o maestro interior” que cada ser humano posee A partir de estas imágenes, se le propone que seleccione aquellas con las que se identifica. Ahí es cuando comienza un juego donde el paciente le preguntará a cada una de las imágenes elegidas “qué siente”, “escuchará” los mensajes que las imágenes le aporten y los expresará oralmente. Es impresionante cómo a partir de este proceso, el paciente va construyendo una integración donde se visualiza que cada “herida” o vivencia negativa tiene su “medicina” en una o varias de las capacidades que posee; lo que sucede es que por lo general, estas capacidades del paciente están al servicio de otras personas pero no de sí mismo. El profesional puede amoldar la técnica a su estilo y a cada paciente, la duración dependerá de cada caso. La idea es que el terapeuta pueda contener al paciente, para que a su vez éste contenga a su niño interior herido. Ese encuadre de amor, de sostén, de contención que da el terapeuta es fundamental para el proceso.
En particular, la Lic. Cecilia Alais, colega que trabaja con niños, decidió emplear la técnica Ampliando la mirada con uno de sus pacientes con TGD -Trastorno Generalizado del Desarrollo- y obtuvo resultados alentadores. La Lic. Alais utiliza las imágenes para que su paciente pueda identificar las emociones que está sintiendo, y, a su vez, seleccionar dos o más imágenes que estén experimentando esa misma emoción, entre las tarjetas ilustradas de Ampliando la mirada. Esto posibilita que el niño pueda identificarse con las imágenes, sentirse motivado a comunicarse, y así, expresar con mayor facilidad lo que siente. Incluso, la Lic. Alais estimula a su paciente a emplear la creatividad para narrar historias en base a las figuras que elija.
Cabe destacar que los resultados con pacientes que no presentan un lenguaje oral estructurado también han sido favorables, en términos de avances en su capacidad de comprensión y en la expresión corporal.
De esta manera, focalizarse en los recursos más que en las limitaciones resultó gratificante, no sólo para el paciente sino también para la terapeuta, que, al observar el rostro del paciente, pudo tener la grata experiencia de comprobar lo que éste pudo lograr gracias a la propuesta de trabajo con las imágenes de la técnica, que se centra en la premisa del aprendizaje sin error y sin juicio crítico.
La fe en el potencial humano, el amor por el trabajo y por las personas involucradas producen un cambio profundo en la actitud y en la mirada con que cada uno asume las dificultades cotidianas.
Por María Ester Etchebarne (*)
(*) María Ester Etchebarne es Licenciada en Psicología por la Universidad Católica Argentina y trabaja como psicóloga clínica, especializada en psicodiagnósticos, psicoterapias, EMDR y BQT [Bio-Quantum Test and Therapy]; durante 21 años se desempeñó en el área de estimulación temprana del Centro Privado Educativo Integral N° 18 “Santa Rita”. Es formadora y supervisora de profesionales en la técnica Ampliando la mirada.